Cuando un cliente se dispone a contratar un servicio de localización por GPS con una gran empresa, por lo general se encuentran con una exigencia por parte de ésta: un contrato con permanencia por un tiempo determinado.

Unas veces pueden ser dos años, aunque en la mayoría de casos suelen ser tres. De una manera o de otra, el cliente se ve obligado a adquirir un compromiso a largo plazo. Este es un aspecto que las compañías no negocian nunca.

Basándose en que ofrecen precios económicos, y que, por tanto, han de asegurarse la fidelidad del cliente durante un periodo prolongado, obligan a éste a permanecer vinculado a ellos sin que ni siquiera pueda tener la seguridad de que el servicio que va a recibir será de su agrado.

En Control GPS, sin embargo, tenemos un planteamiento muy distinto. Sabemos que a nadie le gusta utilizar un servicio “por obligación”. Además, el hecho de que, desde el momento de la firma, la compañía se asegure unos ingresos a largo plazo, no estimula precisamente que el servicio al cliente sea el mejor. Si a fin de cuentas no puede irse, ¿Por qué preocuparse por que esté satisfecho?

Por esa razón nosotros no obligamos a nadie a firmar un contrato de permanencia. Queremos que nuestros clientes lo sean por convencimiento, y no por ninguna otra razón. Por eso si no están satisfechos, no pagan. Por eso, si no estamos a la altura, se van sin tener que pagar ninguna penalización. Y por eso, cada día, nos esforzamos un poco más en cumplir sus expectativas.

Un ejemplo con números

Cómo hemos señalado, muchos clientes se dejan seducir por tarifas económicas creyendo que de este modo ahorran dinero. Pero ese supuesto ahorro no tiene nada de tal si al cabo de un tiempo no se está satisfecho con el servicio y se quiere dar de baja del mismo.

Pongamos el caso de un cliente que ha contratado el servicio de localización GPS para una flota de 10 coches, y que paga mensualmente por cada uno de ellos una cuota de 12 euros. A final de año, habrá pagado un total de 1440 euros por el servicio, un servicio que, transcurrido ese periodo, no le ha dejado satisfecho.

¿Qué sucede si contacta con la compañía para trasladarle su intención de rescindir dicho contrato? Pues nada más y nada menos que recibirá una factura por los dos años que le restan, lo que en números supone que si toma la decisión de marcharse, tendrá que abonar 2880 euros además de los 1440 que ya ha pagado. ¿Dónde está el ahorro si finalmente por un año de servicio se termina pagando más de 4000 euros?

Alguno pensará que el cliente puede negarse a abonar ese dinero, ya que no está contento con el servicio, pero todos tenemos experiencia, gracias a las operadoras de telefonía, de que dicho argumento no tiene validez si finalmente el asunto termina por solventarse por la vía legal. Las empresas siempre harán valer el contrato y en caso de no recibir el dinero, no dudan en incluir al cliente en el listado de morosidad del RAI, con todo lo que ello implica a nivel de incapacidad para financiarse mediante créditos bancarios.

Así hacemos las cosas en Control GPS

Pese a ser una empresa de tamaño mediano, competimos de tú a tú con las grandes multinacionales. Y lo hacemos porque podemos añadir un valor del que ellas carecen: el trato humano.

Para nosotros, cada cliente es importante. Nuestro objetivo no es vender a toda costa, sino lograr que cada persona que confíe en nuestro servicio se convierta en un cliente fiel y satisfecho. Por eso no necesitamos imponer condiciones ni amenazar con penalizaciones de ningún tipo. Sabemos que cada día vamos a dar el 100% para que nuestros clientes actuales no tengan necesidad de buscar en ningún otro lado. Y si, por cualquier razón, no cumplimos sus expectativas, son libres de irse cuando lo deseen.

Por todas esas razones le invitamos a que se una a Control GPS y nos ponga a prueba. No tiene nada que perder, y mucho que ganar. En concreto, un servicio de primer nivel y un trato humano como el que no podrá encontrar en ningún otro sitio.

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